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" Ide por todo o mundo
e pregai o evangelho."
                 Marcos 16:15
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Lección de Escuela Sabática 
Miércoles 28 de Febrero
LAS MOTIVACIONES DEL CORAZÓN

En una lección anterior mencionamos la historia de la generosa ofrenda de la viuda. Aunque era minúscula en comparación con las demás ofrendas, era generosa porque mostraba la verdadera naturaleza del carácter y el corazón de la viuda, lo que llevó a Jesús a decir: “Esta viuda pobre echó más que todos” (Luc. 21:3).
Solo Dios (Sant. 4:12) conoce nuestros verdaderos motivos (Prov. 16:2; ver también 1 Cor. 4:5). Es posible realizar acciones correctas por motivos equivocados. Dar de la abundancia no requiere mucha fe, pero dar con sacrificio por el bien de los demás sin duda puede decir algo muy poderoso sobre nuestro corazón.

Lee 2 Corintios 8:8 al 15 ( CB ) . ¿De qué está hablando Pablo aquí acerca de dar y los motivos para dar? ¿Qué principios podemos tomar de estos versículos en relación con la mayordomía?

Cualquiera sea el motivo que tengas para dar, este se encuentra en una línea continua que va del ego al altruismo. La lucha en esta línea continua entre el egoísmo y la dadivosidad se presenta con más frecuencia que cualquier otra lucha espiritual. El egoísmo enfriará un corazón que alguna vez ardía por Dios. El problema existe cuando permitimos que el egoísmo entre en nuestra experiencia cristiana. Es decir, encontramos formas de justificar nuestro egoísmo y hacerlo en el nombre de Cristo.
Lo esencial se reduce a una sola palabra: amor. Y el amor no puede manifestarse sin abnegación, la voluntad de dar de uno mismo, incluso con sacrificio, por el bien de los demás.
A menos que el amor de Dios se refleje en nuestra vida, nuestra dadivosidad no reflejará el amor de Dios. Un corazón egoísta tiende a amarse solo a sí mismo. Debemos pedirle al Señor que “circuncid[e]” “el prepucio de [n]uestro corazón” (Deut. 10:16) para que podamos aprender a amar como hemos sido amados.
El amor, la base de toda verdadera beneficencia, capta la suma de toda la benevolencia cristiana. El amor que Dios nos imparte, a su vez nos inspira a amar, y en verdad es el motivo supremo para dar.

¿Qué es lo malo de dar una ofrenda voluntaria más por un sentimiento de obligación que por un sentimiento de amor?
Marcos 16:15