Jesuseapalavra.com
" Ide por todo o mundo
e pregai o evangelho."
                 Marcos 16:15
Copyright©Todos os Direitos Reservados 2007-2017 Jesuseapalavra.com
Lección de Escuela Sabática 
Miércoles 31 de Enero

MAYORDOMOS DE LA VERDAD ESPIRITUAL

Cuando pensamos en mayordomía, pensamos en cosas tangibles, y con razón. Pero, como acabamos de ver, la mayordomía va más allá de eso. Al igual que las posesiones tangibles, los dones intangibles también provienen de Dios.
Estos bienes intangibles son posesiones espirituales que Dios nos da (1 Ped. 4:10 ( CB ) ) para que, en Cristo, podamos desarrollar caracteres cristianos y llegar a ser el pueblo que esté en él. Por lo tanto, debemos administrar los dones intangibles con más cuidado que los tangibles, pues son infinitamente más valiosos.

Lee Efesios 6:13 al 17 ( CB ) . ¿Qué nos ha dado Dios para que administremos como mayordomos? ¿Por qué es tan esencial para nosotros la administración adecuada de estas cosas?

“La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 6:23). El mundo, y todo lo que ofrece, no nos puede brindar la redención que tenemos en Cristo. La redención, un don que Dios nos da, es nuestra posesión más valiosa. Tener la realidad de la redención siempre ante nosotros nos ayuda a mantener en perspectiva nuestra mayordomía de las demás posesiones que Dios también nos ha dado.
“Solo se puede leer debidamente la enseñanza de la naturaleza a la luz que procede del Calvario. Hágase ver, por medio de la historia de Belén y de la cruz, cuán bueno es vencer el mal, y cómo constituye un don de la redención cada bendición que recibimos” (Ed 101).
La redención es nuestra solo porque Jesús pagó el precio final. Pablo dice claramente: “En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia” (Efe. 1:7, NVI). La palabra “tenemos” significa que tenemos “redención”. Es nuestra, pero solo porque Dios nos la ha dado. Cuán importante, entonces, es que persistamos con “toda la armadura de Dios” (Efe. 6:11), para que el maligno no venga a quitárnosla. Porque la única manera en que puede hacer esto es si se lo permitimos, y eso sucederá solo si no obedecemos lo que se nos revela en “la palabra de Dios” (Efe. 6:17).
Nuestra mayor protección es obedecer, por la fe, la luz que nos ha sido dada.

Vuelve a leer Efesios 6:13 al 17. ¿De qué modo nos ponemos la armadura de Dios, y en qué sentido somos mayordomos de todo lo que se nos ha dado en esa armadura?
Marcos 16:15