EL ENCANTO DEL MATERIALISMO
El mundo de la publicidad es poderoso. Las empresas gastan miles de millones poniendo imágenes de sus productos ante nosotros. Casi siempre usan gente hermosa y atractiva para promover lo que venden. Miramos ese anuncio y nos vemos a nosotros mismos, no solo con el producto, sino también como las personas del anuncio.
El materialismo no sería tan eficaz si no fuera por la sensualidad sutil (y a veces no tan sutil) entretejida en la publicidad. Es la técnica más poderosa de la publicidad, pero actúa como veneno para los cristianos que están luchando contra los peligros del materialismo, que somos la mayoría.
Lee Mateo 6:22 al 24 ( CB ) . ¿Qué representa el ojo según la acción y el pensamiento cristianos? ¿De qué modo debemos reaccionar, como cristianos, ante las imágenes sutiles que nos tientan a consumir lo que realmente no necesitamos?
La publicidad que otorga sensualidad a los productos de los comerciantes puede convertirse en una herramienta poderosa. Los comerciantes venden su mercadería al generar entusiasmo en la mente de los consumidores. La experiencia es pura fantasía, pero funciona. Puede ser casi místico llevar a la gente, aunque de manera fugaz, a lo que parece ser otra esfera de existencia.
Se convierte en una religión falsa, que no ofrece ningún conocimiento y ninguna verdad espiritual aunque, en el momento, es tan atractiva y seductora que muchos no se resisten. Lo queremos, y creemos que lo merecemos, así que ¿por qué no tenerlo? Solo Dios sabe las enormes cifras que se han gastado, y se seguirán gastando, en cosas que los anunciantes nos han convencido de que necesitamos.
“Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa” (Gál. 5:16, NVI). Aunque tendemos a pensar en los “deseos de la naturaleza pecaminosa” solo en términos sexuales, ¿de qué otras maneras podemos estar en peligro de seguir estos deseos?