LA VIDA DE ORACIÓN
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). No es de extrañar que los cristianos a menudo digan que su fe gira en torno a una relación con Dios. Si conocer a Dios es “vida eterna”, entonces podemos hallar esa vida a través de una relación con él. Y, por supuesto, lo primordial de esa relación es la comunicación.
Ayer vimos que Dios se comunica con nosotros mediante su Palabra divina.
Nosotros, a su vez, comulgamos con él mediante la oración.
Si, como hemos visto, debemos poner nuestra mente y corazón en las cosas celestiales y no en las cosas de este mundo, entonces la oración es fundamental.
Esto es así porque, por su misma naturaleza, la oración nos señala un Reino más elevado que el del mundo mismo.
Sin embargo, incluso aquí debemos tener cuidado porque a veces nuestras oraciones pueden ser meramente una expresión de nuestra propia naturaleza egoísta. Por eso necesitamos orar en sumisión a la voluntad de Dios.
Hace años, una mujer entonaba estas palabras: “Oh, Señor, ¿me comprarías un Mercedes-Benz?” Era su forma de atacar el materialismo de quienes profesan tener fe en Dios. También nosotros debemos estar seguros de que cuando oramos, que es en sí mismo un acto de sumisión a Dios y de muerte al mundo, estamos buscando la voluntad de Dios, no solo la nuestra.
Lee Hebreos 11:1 al 6 ( CB ) . ¿Cuál es el componente fundamental que debe mezclarse con todas nuestras oraciones? Además, ¿qué significa acercarse a Dios con fe y orar con fe?
Si nuestras oraciones no van unidas a la fe, habrá presunción, la fe falsa de Satanás. “La oración y la fe están íntimamente ligadas y necesitan ser estudiadas juntas. En la oración de fe hay una ciencia divina; es una ciencia que debe comprender todo el que quiera tener éxito en la obra de su vida. Cristo dice: ‘Todo lo que orando pidiereis, creed que lo recibiréis, y os vendrá’ (Mar. 11:24). Él explica claramente que nuestra petición debe estar de acuerdo con la voluntad de Dios; debemos pedir cosas que él haya prometido y todo lo que recibamos debe ser usado para hacer su voluntad. Cuando se satisfacen las condiciones, la promesa es indubitable” (LO 318).
Revisa tu vida de oración. ¿Por qué oras? ¿Qué dicen tus oraciones acerca de tus prioridades? ¿Por qué otras cosas necesitarías orar?