MAYORDOMOS DE LOS MISTERIOS DE DIOS
Lee Colosenses 2:2 y 3 ( CB ) ; y 1 Timoteo 3:16 ( CB ) . ¿Qué identifican estos versículos como un “misterio”? El hecho de que sea un “misterio” ¿qué nos dice sobre los límites de lo que podemos saber al respecto?
Zofar, el naamatita, le dice a Job: “¿Puedes adentrarte en los misterios de Dios o alcanzar la perfección del Todopoderoso?” (Job 11:7, NVI). La palabra “misterio” denota algo enigmático, oscuro, desconocido, inexplicable o incomprensible. Los misterios de Dios han sido registrados en las Escrituras, aun cuando entenderlos completamente está más allá de nuestra comprensión. Por eso son misterios. Es como si cada uno de nosotros fuese una persona miope que mira hacia el cielo, con la esperanza de ver hasta el menor detalle. No podemos “ver” esos misterios hasta que Dios no los revele.
¿Qué dice Deuteronomio 29:29 ( CB ) acerca de lo que se nos revela?
Somos mayordomos de cosas que no entendemos completamente. Nuestro conocimiento llega hasta lo que está explicado en la Escritura y la revelación. Nuestra mayordomía suprema es vivir como “servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios” (1 Cor. 4:1).
Dios quiere que, como mayordomos suyos, preservemos, enseñemos, protejamos y cuidemos la verdad divina que él ha revelado. La manera en que lo hagamos será nuestra mayordomía primordial, y significa que estamos “guard[ando] el misterio de la fe con limpia conciencia” (1 Tim. 3:9).
El mayor de todos los misterios es que todos podemos experimentar a Cristo, la “esperanza de la gloria”. El plan de salvación es sobrenatural e imposible de entender en su totalidad. El hecho de que el Creador de todo lo que existe (Juan 1:1-3) descendiera a esta tierra y se “manifestara en la carne” (MR 6:122), solamente para ofrecerse como sacrificio por los pecados de la humanidad, implica misterios que probablemente nunca serán comprendidos en su plenitud por ninguna criatura. Incluso los ángeles estudian para entender el misterio de por qué Jesús vino a la tierra (1 Ped. 1:12). Sin embargo, lo que ellos sí saben hace que todos alabemos al Señor por su gloria y bondad (ver Apoc. 5:13).
Has sido llamado a ser mayordomo del evangelio. Por lo tanto, ¿qué responsabilidades tienes “automáticamente”?